¿Para qué un Liderazgo Colaborativo?
Conseguir un liderazgo colaborativo en cualquier entorno es uno de los retos más importantes a los que te puedes enfrentar en una organización. La situación se complica aún más cuando las organizaciones se encuentran en entornos cambiantes y con grandes dosis de incertidumbre, pero es en esos momentos cuando un liderazgo colaborativo se hace aún más imprescindible.
Muchos autores intentan definir el liderazgo colaborativo, y en mi búsqueda de querer ponerlo en un marco entendible encontré diferentes versiones, me gustó verlo así como el proceso de entregar resultados considerando los límites y barreras funcionales y organizacionales.
Desde mi punto de vista y experiencia cuando en una organización se tienen principios claros y direcciones definidas, el éxito es más que alcanzable, pero no es suficiente solo con mapear un proceso, es necesario también personas que funcionen como entes integradores de las diferentes etapas de esta gestión.
Estos líderes crean estrategias, construyen sistemas y alinean a las personas cruzando sus propias barreras y las de su organización. Lo realizan de manera coordinada con sus diferentes socios quienes, por lo general, están tratando de hacer lo mismo, pero a su manera.
SER un líder colaborativo es ser una persona con mucho trabajo de consciencia del papel que ocupa en una cadena de procesos, algunas características o talentos transcendentales que los demás necesitamos ver en él o ella son:
1. La habilidad de conectar personas, ideas y recursos que no ocurriría sin su intervención.
2. Administrar las diferencias, tener la capacidad de atraer talento diverso, manteniendo el equipo fresco trayendo constantemente sangre nueva y permitiendo la inclusividad.
3. Saber comunicar, desde el más alto nivel y en efecto cascada hasta el resto de la compañía, integrando desde lo estratégico hasta lo operativo.
4. Tener dirección, demostrar una mano fuerte y un norte claro para evitar que los equipos queden atrapados eternamente en los debates, saber cuándo detener la conversación, tomar decisiones para no entrar en un círculo vicioso.
Colaboración no es sinónimo de consenso, ni tampoco la opción suave de hacer negocios, requiere que sus líderes tengan la determinación y capacidad de dejar de lado lo que sea necesario para lograr el objetivo, alineando intereses, construyendo confianza y creando algo nuevo en conjunto. Esto implica conversaciones difíciles y negociaciones duras en una mezcla de culturas, convicciones y valores distintos, pero que vale la pena propiciar porque trae como resultado el máximo valor para las partes.
Entonces queda claro que si una organización tiene planificado modelar su estilo de trabajo hacia la innovación será necesario seguir un enfoque colaborativo y que este enfoque venga con personas que estén en esa misma sintonía que quieran liderar e implementar (y en muchos casos rediseñar) sus procesos, para lo cual será necesario ponerle claridad y consciencia a las metas y objetivos.
Entonces, ¿necesito ser un líder para poder desenvolverme en un ambiente colaborativo? No, pero es necesario ponerle un SER detrás de cada proceso, y cuando identificamos las características que suman y restan de nosotros mismos entonces allanamos el camino para poder identificarlo en los demás, y es ahí donde podemos identificar lo colaborativo, es ahí la clave del éxito, es ahí lo que te hace humano, es ahí finalmente el para qué.